Consejos generales
Conformar un ejército como Dios manda en Swords & Soldiers no es para nada coser y cantar. Crear unidades tiene su coste, y mejorar las mismas puede resultar incluso más caro que el propio proceso de creación. Con todo, será difícil oponerse a tu desmedido afán por coronar la escala de mejoras disponibles lo más rápido posible, para hacerte con las unidades y hechizos más potentes.
En muchos otros juegos de estrategia, adquirir la unidad más poderosa es casi sinónimo de victoria. Sin embargo, ese no es el caso de Swords & Soldiers. Tendrás que encontrar el equilibrio entre tu propio crecimiento económico y tus esfuerzos por presionar con ahínco al enemigo, especialmente en el trepidante modo multijugador. Curiosamente, si tratas de conseguir la unidad más potente demasiado pronto tienes todas las de perder. Esto se debe a que, en las circunstancias adecuadas, todas las unidades iniciales pueden ser igual de poderosas que las situadas en la cima de la escala de mejoras.
Teniendo esto presente, es de cajón que sacar el máximo provecho de las unidades ya disponibles tiene una importancia fundamental. Quizá te convenga conseguir mejoras básicas al principio, mientras envías al frente a tus tropas de menor nivel lo antes posible. Esto mantendrá distraído al enemigo, a la vez que te permite llevar a cabo tu expansión. Otra gran idea consiste en centrarse en un solo tipo de unidad para empezar, y añadirle un hechizo de apoyo para compensar sus puntos débiles. Por poner un ejemplo práctico, los Lanzadardos son idóneos como unidad inicial, pero resultan muy vulnerables ante los Enloquecidos. Sin embargo, si los combinas con el hechizo Jaulas trampa podrás atrapar a cualquier Enloquecido que arremeta contra ti, entonces los Lanzadardos lo tendrán chupado para liquidarlos sin el menor rasguño.
Otro aspecto digno de tener en cuenta radica en la importancia de saber cuándo lanzar la ofensiva contra la base enemiga, ya que tu avance se verá mermado en cuanto empieces a enzarzarte con los trabajadores del bando enemigo. Corres el riesgo de que aprovechen esta ocasión para reforzarse obteniendo más unidades de combate y salir en tropel con más fuerza que nunca, especialmente si el enemigo cuenta con la posibilidad de crear unidades para el combate a larga distancia al resguardo de los trabajadores. En cuanto se vea a las claras que no vas a poder realizar la incursión a la primera, deberías pensar en aminorar la producción y empezar a ahorrar para esas mejoras, o conseguir más trabajadores. Otra opción es erigir una torre que te ofrezca seguridad adicional cuando el enemigo frustre tu primera ofensiva.
Huelga decir que puedes usar este efecto de aminoración en tu propio beneficio, especialmente contra las unidades heterogéneas. De nuevo con los Lanzadardos como ejemplo, deja que el enemigo se acerque y alcance a tus trabajadores. En cuanto les ataquen, crea tantos Lanzadardos como puedas. Comenzarán a formar un grupo mientras el enemigo se desespera tratando de avanzar a través de los trabajadores para infligir daño a tus Lanzadardos. Si el grupo alcanza las 4 o 5 unidades, serán lo suficientemente fuertes como para derrotar a cualquier unidad heterogénea antes de ser alcanzados. Esto te permitirá lanzar la ofensiva sin moros en la costa, obligando asimismo al enemigo a contrarrestar este grupo antes de que pueda alcanzar su base. Ten en cuenta que, si el enemigo se las ingenia para matar a alguno de tus trabajadores, esto supondrá un serio contratiempo. Decidir si vale la pena es cosa tuya.
Cómo hacer morder el polvo a un gigante
Todo el mundo recuerda su primer encuentro con el Gigante solar azteca. Antaño mortales, el poder de la magia los ha dotado de una fuerza increíble. Es la misma magia que hace posible las anormalmente enormes verduras de los aztecas. Estos monstruos, ataviados con sus aterradoras máscaras solares, descollan sobre los demás en el campo de batalla y tienen el poder de aplastar ejércitos íntegros de un plumazo, razón por la que parecen prácticamente invencibles a los ojos de los novatos. Pero no temáis; todo enemigo tiene su punto débil, al igual que toda facción tiene su propia forma de lidiar con esta seria amenaza.
El primer paso para enfrentarse a un Gigante es asegurarse de contar con unidades para el combate a larga distancia entre tus filas. Si no es el caso, consigue la mejora pertinente de tu facción para hacerte con ellas. Esto es esencial por el mero hecho de que el Gigante es increíblemente lento, y las unidades de combate a larga distancia pueden infligirle daño antes de que este llegue a alcanzarlas. Por otra parte, su gran resistencia lo convierte en un objetivo idóneo sobre el que concentrar a dichas unidades. Una vez que empieces a crearlas, conformarán un grupo alrededor del Gigante. De modo que, una vez que lo hayas tumbado, tendrás a tu disposición un grupo de unidades para el combate a larga distancia que será increíblemente poderoso.
También deberías hacer todo lo posible por retener aún más al Gigante mientras las unidades mencionadas cumplen su cometido. Mete a unidades heterogéneas entre las unidades para el combate a larga distancia y el Gigante para hacer que esa mole patosa se ponga a atacarles. Aunque será pan comido para el Gigante aplastarlas, le hará perder mucho tiempo, y esto permitirá a tus unidades de largo alcance darle duro. Es más, con el hechizo vikingo Curación o el Escudo Mágico chino puedes mantener viva a esa tropa durante la arremetida del Gigante. Otras formas de ralentizar a un Gigante son hechizos como la Bomba venenosa, la Tormenta de nieve o las Jaulas trampa.
Los vikingos también tienen una forma más sofisticada de derrotar a los Gigantes: el hechizo Furia. Si lo usas en conjunción con la potente unidad Martillosescarcha, es posible que dejes helado al Gigante. He aquí cómo: las unidades Martillosescarcha golpean a los enemigos con un martillo descomunal que los deja congelados. Pero si lo envías a un Gigante, este le ganará por la mano... a no ser que pongas en práctica el hechizo Furia. Al usarlo en un Martillosescarcha que se encuentre cerca de un Gigante acechante, ambos golpearán al mismo tiempo.
No cabe duda de que el Martillosescarcha recibirá una buena tunda, pero el Gigante también se llevará su parte y, lo que es más importante, se quedará congelado por unos momentos. Ese es precisamente el momento que pueden aprovechar tus unidades de larga distancia para infligirle un daño de aúpa. Una táctica aún más sofisticada consiste en lanzar el hechizo Furia sobre un Martillosescarcha cuando el Gigante se esté preparando para golpear de nuevo. Esta táctica solo ofrece un pequeño resquicio, pero si mides bien los tiempos tendrás ante tus narices un Gigante bien fresquito durante otros instantes; ¡y todo esto sin sufrir el menor rasguño!
Claro está, los que jueguen con el bando azteca pueden emplear otros métodos para que su Gigante sea capaz de contrarrestar estas tácticas, como por ejemplo envenenar a grupos de unidades enemigas de larga distancia, poner a la unidad frontal de este grupo en Jaulas trampa o tener a mano un Nigromante. Los Esqueletos generados por estos Nigromantes son el escudo ideal para las nubes de Furia rivales.
No importa en qué bando estés, tan solo recuerda que cualquier enemigo o estrategia tiene su punto débil. ¡Solo tienes que encontrarlo!