Me gustaría preguntaros por el comienzo del desarrollo. Para poder crear Nintendo presenta: New Style Boutique para la consola Nintendo 3DS, dos culturas totalmente diferentes —una compañía de moda y otra de videojuegos— se pusieron en contacto por primera vez. Yamagami, ¿cuál fue tu impresión en aquel momento?
Bueno, desde la primera reunión, nos lo pasamos en grande hablando de videojuegos.
¿Qué?
Antes hablábamos de cómo Tamura presentó a unas estilistas a las que les gustaban los videojuegos.
Tuve que presentar a varias estilistas a Nintendo. Elegí a las chicas más entendidas que tenían lo necesario para participar. Una vez empezadas las entrevistas y, por casualidad, la primera chica dijo: “¡Me gustan los videojuegos!”, así que le dije: “¡Vale! ¡Contratada!”.
Fue genial desde el principio y, cuando le hablé de un nuevo juego de Style Boutique, se puso contentísima. Más que el choque de diferentes culturas, fue increíblemente natural. Hablamos de modo informal desde la primera reunión, y Hattori dijo también: “¡La quiero en el equipo!”.
Cierto.
Hattori, ¿qué impresión te daba la estilista?
Proveníamos de industrias diferentes, así que la cultura y los convencionalismos que había en cada una eran un tanto distintos, pero pensé que eran similares en lo fundamental.
¿En qué?
Compartíamos un mismo deseo: hacer felices a las chicas.
Vaya, entiendo. Vuestros medios son diferentes —los desarrolladores de juegos usamos los videojuegos y los estilistas usan la moda—, pero las dos queréis dibujar una sonrisa en la cara de las chicas.
Eso es. Cuando esa estilista dijo: “¿Es bonito este artículo?” y “¿Qué tal este conjunto?”, dije, “¡Guau! ¡Qué monada!”. (Risas) Es obvio que nuestras culturas y el sentido común eran diferentes, pero las dos estábamos pensando en el cliente y compartíamos el mismo deseo de hacer felices a todas por medio de la moda, así que nunca tuvimos un problema de comunicación.
Supongo que aprendiste mucho de los profesionales del mundo de la moda.
¡Sí! Recuerdo que muchas veces llegué a pensar: “¡Vaya, así que la moda va de esto!”. He aprendido mucho. Cómo utilizar los complementos y dónde colocar los diseños son nimiedades, pero he dado con pequeños trucos —del estilo de “si lo uso así, quizá quede elegante...”— y eso ha sido importante.
Algo importante que he aprendido yo ha sido conocer el flujo de las tendencias en la moda. Con el juego anterior, no hice sino comprar un montón de revistas de moda y estudiarme lo más novedoso, pero, esta vez, me empapé de las tendencias actuales y de lo que estaba a la vuelta de la esquina antes de que hiciera acto de presencia en las revistas. Hasta ese momento, percibía el mundo de la moda como puntos aislados, pero ella los conectó por mí.
Tu punto de vista anterior era el del consumidor, pero ella te aportó el del creador de moda.
Eso es. Pensé que era un punto de vista que se podía lograr sin ayuda externa. Me decía a mí mismo: “Siempre he querido tener este tipo de información”, y esto fue algo que me hizo abrir los ojos.
Entonces comenzó el desarrollo en serio, con Syn Sophia creando todo tipo de objetos día tras día. Como se dijo anteriormente, ¡eran como una fábrica textil en toda regla! (Risas)
Sí. Trabajamos duro en ellos incluso antes de que entraran las estilistas en escena, pero, cuando intentamos coordinarnos con ellas y buscar la forma de que tuvieran un aspecto ideal, como no éramos profesionales de la moda, pues...
Podíais crear artículos por separado, pero...
Ajá.
Lo pasasteis mal cuando tuvisteis que coordinaros con ellas.
Correcto. Así que le pedimos a Tsujii y a las estilistas que trabajaran con nosotros y nos dieron consejos sobre cómo utilizar diferentes elementos de forma efectiva, con frases del tipo: “Empieza a conjuntar cosas de esa pantalla”.
Al principio fue difícil. La última vez, contamos con 10 000 objetos. Pensaba que esa cifra ya era desorbitada, pero esta vez, el presidente de Syn Sophia, Syuji Yoshida, dijo: “¡El siguiente tendrá 20 000!”. (Risas)
(Risas)
¡¿El doble y todo de golpe?!
Sí. Ya podíamos decirle cosas como: “Duplicar el número de objetos no hará que vendamos el doble”, que él decía cosas como: “No, ¡venderemos tres veces más!”.
No me digas. (Risas)
Nuestro presidente adora la moda.
Si no tuviera tal pasión por la moda, supongo que Style Boutique no hubiera sido una realidad.
Sí. Por eso quería aumentar el número de los artículos, pero no estábamos tan seguros sobre los 20 000, y al final terminamos creando 12 000.
No dejan de ser muchos.
Sí. Trabajamos mucho para crearlos. Me pregunto si obtuvieron la aprobación de profesionales como Tsujii.
Claramente. Estuve hablando con la estilista y me dijo: “Han aprendido mucho sobre moda”.
¡Gracias!
Con tantos objetos, ¿fue difícil supervisarlos todos?
Sí. Tuvimos un sinfín de ideas de diseño. Las repasamos todas una a una y comentamos cosas del estilo de: “Esto debería ser un poco más largo” y “Este rosa debería ser algo más intenso”.
Entonces, los comentarios iban y venían de esta forma.
Sí.
En este juego, el jugador se convierte en el gerente de una tienda y sugiere conjuntos a sus clientes basándose en sus peticiones, pero el número de combinaciones posibles con más de 12 000 objetos es prácticamente infinito, y el juego tiene que decidir qué conjunta y qué no.
Correcto.
Pero eso supone diferencias subjetivas. Debió de ser difícil. ¿Cómo lo conseguisteis?
Tuvimos que recurrir mucho a ensayo y error, y el gráfico de combinaciones se hizo así de grande (extiende los brazos).
Páginas y páginas...
¡Y tuvimos que rehacerlo dos veces! ¡Por eso el desarrollo se alargó tanto!
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