Cuando dices “¡Manos a la obra!” y comienzas a actuar con el objetivo de finalizar las cosas, pero no consigues llegar a un acuerdo, a veces es porque hay demasiada gente involucrada.
Efectivamente.
Porque la creación de un videojuego implica a mucha gente, así que la situación se complica enormemente, y no solo porque haya un montón de opiniones en el aire. Cuando mucha gente se concentra en conseguir calidad y se atasca en lo negativo, no es tan grave porque al menos se hacen muchas sugerencias, pero las personas que intentan hacer las veces de mediadores dicen cosas del tipo “Al fin y al cabo, es lo que está diciendo Miyamoto, solo que es la otra cara de la misma moneda.”
(Risas)
Y ese intento de mediación es peor que la simple negatividad. Yo creo que hay que pensar como un hombre y una mujer antes de su boda. Cuanto más piensen en la ceremonia, la asignación de las mesas y los regalos, más complicarán todo y más preocupaciones encontrarán. Pero si vuelven a la sencillez del punto de partida, se darán cuenta de que la cuestión más importante es la de si se van a casar o no, ¿no te parece?
¡Pues sí! (Risas)
Así que cuando todo el mundo dice que tal cosa no les gusta o que tal otra es insuficiente, y empiezan a preguntarse “¡¿Y qué vamos a hacer entonces?!”, será la persona que pueda recordarles cuál es el objetivo original al que tienen que aspirar la que aportará la solución.
Eso es, sí.
Es muy cierto. Porque quienes participan en el proceso pueden no estar de acuerdo al principio pero, antes o después, tendrán que llegar a un acuerdo. Las personas que están permanentemente en desacuerdo con todo provocan unos atascos terribles.
Cierto, pero algunas personas no pueden evitarlo.
¿Y por qué? ¿Están buscando aprobación por ser exigentes? ¿Creen que si critican, tú o alguien más hará algo para resolver la situación?
Ni siquiera se imaginan que alguien les podría decir que no se casen.
¡Exacto!
Todo se desarrolla partiendo de la base de que el matrimonio se celebrará.
Apuesto a que te eso ocurre continuamente y en todas las situaciones, desde las más importantes hasta las más pequeñas. ¿Cómo lo gestionas?
Cuando la cosa se pone de verdad fea, tomo una postura muy reductiva y digo bruscamente: “¿Hacemos eso entonces?”.
Vaya.
O bien: “Si dices que no vas a ceder en esto, no tenemos más opción que ir en esta otra dirección”. Después de todo, somos un equipo y tenemos que avanzar todos juntos.
Apuesto a que cuando intervienes así estás enfadadísimo por dentro. (Risas)
(Risas)
Pero para poder decir eso, tienes que sentir determinación, no solo enfado. Y cuando aceptan tu propuesta, sabes que tienes suficiente energía para intervenir y solucionar este tipo de crisis cuando surgen.
Sí.
Es difícil. Creo que cuando se opta por una solución final es porque se comprende la urgencia y se siente la necesidad de hacerlo.
Sí, eso es muy cierto.
Para poder acordar una solución final, a veces tienes que forzar un poco la mano y lo haces conscientemente. Por ejemplo, cuando cinco o seis personas salen a comer juntas, no se irá cada uno por su cuenta sin más. Intentarán decidir si prefieren comer ramen o soba u otra cosa diferente, pero el grupo acabará dividiéndose si nadie dice en voz alta “¡Comamos katsudon!” (filete empanado que se sirve sobre arroz)
Exacto.
Y no quiere decir que la persona que proponga ese katsudon sea egoísta y quiera imponer un menú. Más bien es la que consigue que el proceso avance un poco más con ese “¡Comamos katsudon!”.
En ese sentido, soy la peor persona con la que se puede ir a comer. Cuando me preguntan qué quiero comer, suelo contestar “Cualquier cosa”, pero cuando se me propone por ejemplo tempura, digo “¿Tempura? Mmm...” (Risas)
¡Eso no está bien!
Lo sé. Y me siento fatal siempre. (Risas)
¡Está claro que en esa situación no resultas muy útil!
(Risas) Lo sé.
Mi mujer es igual. Dice que todo le parece bien pero luego te viene con el “¿Cómo? ¡¿Tempura?!”
(Risas)
© 2024 Nintendo.