Volviendo a lo que has dicho sobre lo que te sorprendió cuando Yokoi te dijo que eras negativo, ¿cambiaste después?
No, las circunstancias eran algo diferentes entonces. No éramos miembros del mismo equipo. Era una conversación que tuvimos cuando trabajábamos en cosas diferentes, pero con el mismo objetivo.
Entiendo.
Pero sus palabras me afectaron. En ese momento, no creo que fuera el tipo de persona que apunta hacia una solución de manera agresiva, como lo hago ahora. Si hubiera estado en un equipo del que Yokoi fuera el jefe, las cosas no habrían sido fáciles para mí.
Ya.
Pero por naturaleza, soy de los que buscan razones en contra de algo en lugar de razones a favor. Y cuando pensaba en lo que Yokoi había dicho, empecé a entenderme mejor.
¿Lo viste como algo que era parte de tu naturaleza en lugar de un defecto?
Sí, esa es la forma en la que pienso las cosas. Si hago esto, obtendré tal resultado pero si hago aquello, obtendré ese otro resultado. Intento ponerme siempre en lo peor.
¿Pero no es eso necesario cuando se es un líder?
Sí. A medida que pasan los años y que crece la responsabilidad que tengo de conseguir que las cosas se hagan, he aprendido a tomar decisiones difíciles y a decidir si algún problema que detecto es grave o si solo implica un mínimo riesgo.
Así que puedes clasificar los contras de algo por tamaño y consecuencias. Eso es importante, ¿no?
Sí. Si puedes hacer eso, puedes tomar decisiones sólidas. Así que cuando alguien más joven pregunta qué tiene de malo su idea, yo pienso “Deberías averiguarlo tú mismo”.
Sí, sí.
Si dedicas un rato a pensar qué tiene de malo tu idea y logras entender qué falla en ella, cuál es el problema, estate seguro de que algún día podrás usar esa idea.
Eso es. Decir “Esa idea no vale” y olvidarse de ella es un desperdicio.
No lleva a nada. Por eso, aunque antes solía decir a la gente que guardara sus ideas “no válidas” en un cajón, hace poco he empezado a sugerir que las guarden junto con la razón por la que no son válidas. Hay que escribir la razón en una etiqueta y pegarla a la idea.
Y consigues un cajón de problemas.
Sí. (Risas)
Es buena idea.
Además, llegará el día en el que podrás sacar del cajón alguna de esas ideas y quitarle la etiqueta. Pensarás “Las circunstancias son distintas esta vez, así que esta idea me vale”, o “No valdrá de día, pero sí valdrá de noche.”
¡Exacto, sí!
Por eso a veces Iwata comenta que “el desarrollo de los juegos de Miyamoto dura diez años”.
Como los personajes Mii.
Sí. Pensamos durante mucho tiempo en un juego en el que se pudieran usar caricaturas, pero aunque intentamos aplicar esa idea muchas veces, no acababa de funcionar. Pusimos a la idea muchas etiquetas con las razones por las que no funcionaba... hasta que llegó un día en el que supimos que sí funcionaría.
Así que las ideas se quedan en el banquillo, no se olvidan.
Mientras la razón por la que yo pienso que no valen siga vigente siguen en el cajón. Entonces un día me doy cuenta de que les puedo quitar la etiqueta. Y cuando llega ese momento, me emociono y quito otras etiquetas. Los puntos negativos de las ideas desaparecen y con ellas, los problemas a la hora de usarlas.
Hay veces que puedes utilizarlas incluso aunque aún tengan algún defecto que otro.
Sí. Y eso no es porque sus defectos hayan desaparecido, sino porque presentan aspectos muy atractivos que compensan con creces esos defectos.
Igual que pasa con la gente.
¿Perdón? (Risas)
Hay gente que tiene defectos pero aún así tiene un gran atractivo. No sé muy bien cómo expresarlo... A veces necesitas gente con una personalidad muy completa y que puede hacer muchas cosas bien, pero eso no quiere decir que quieras que todo el mundo sea igual.
Supongo que no.
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